martes, 25 de noviembre de 2014

ALEX ALEMANY, Exposición ARMONÍAS

“PAGANINI”
Oleo sobre lienzo, 100x81 cms.



ARMONÍAS

No es casualidad que la llamada divina proporción o proporción áurea sea el soporte común
universal sobre el que se sustenta toda planificación vital.
La magistral fórmula matemática que genera todas las estructuras, desde un molusco hasta
una flor, forman la firme columna vertebral o armonía que el arte llamado de vanguardia ha olvidado
omitido o (peor aún) despreciado.
Esa armonía o llave maestra que convierte en arte lo que en principio no era más que
materia química sobre una tela o piedra tallada encima de un pedestal es la inexplicable o
mágica pócima milagrosa que permite al artista transmitir emociones y belleza; aunque en la
terminología artística actual, evocar la belleza es una especie de blasfemia estética, en medio de
un contexto conceptual, donde la idea es lo único importante y la ejecución innecesaria o
superflua; lo que nos limita a la literatura, a la filosofía, pero no al arte ya que para sustentar la
propuesta, se hace necesario recurrir a la más artificiosa retórica.
Esa divina y deseable armonía, habita y vive en lugares inesperados y en sorprendentes
compañías. La he visto en los frescos de Luca Guiordano en El Escorial, en Desnudo bajando una
escalera de Marcel Duchamp, agazapada tras Formas únicas de continuidad en el espacio de
Umberto Boccioni; también en los Conceptos espaciales de Lucio Fontana, las herrumbrosas
telas metálicas de Manuel Rivera, las voluptuosas, musicales y sinuosas formas pintadas o
esculpidas de Pablo Palazuelo, las atmósferas sugeridas por Fernando Zóbel; tal como las
sorprendí antes, entre los personajes de La ronda de noche de Rembrandt o en el vivo y palpitante
mármol de Bernini o entre los nenúfares de Claude Monet… como si flotara.
La armonía; la evoco, la convoco y la invoco cada vez que cojo los pinceles y trato de
recoger destellos de belleza desprendidos de la realidad que me rodea… o quisiera que me
rodeara.
Esos pinceles, como verdaderas prolongaciones de mí mismo acortan la distancia entre el
mundo y yo, tiento sus contornos, calibro su color y busco entre sus líneas la fórmula de la
misteriosa, huidiza y a veces inalcanzable armonía que convierte mis torpes trazos en huellas del
aliento artístico.
Álex Alemany
Noviembre, 2014



alex@alexalemany.com



miércoles, 12 de noviembre de 2014

Exposición de Manuel Gracia en el centro Cultural Volturno, en el Prado de Somosaguas. Madrid



Sala de Exposiciones VOLTURNO
NOTA DE PRENSA
Manuel Gracia
GEO
7 - 22 de noviembre de 2014
Lunes a viernes de 17 a 20 h. Sábados, domingos y festivos cerrado.
Manuel Gracia (Madrid, 1964) es un creador vocacional que a lo largo de los últimos años ha puesto en marcha su propio lenguaje pictórico, basado en el trabajo, el estudio, la pasión por el arte y el inagotable motor de la curiosidad. Sus propuestas pictóricas están signadas por los ejes más morfológicos y menos representacionales que conforman la esencia de la abstracción -forma, espacio, expresión gestual, composición, ritmo, materia y equilibrio- dejando oír con fuerza el idioma del color. En algunas de las pinturas que presenta, asistimos a la estructuración del escenario del cuadro a base de franjas o de espacios compartimentados, o también de áreas geométricamente delimitadas, con frecuencia rectángulos y cuadrados, estrategia que le sirve para articular encuentros entre espacios y profundidades, diálogos entre planos y dimensiones, con una cierta querencia por las diagonales, lo que contribuye a crear también una sensación de dinamismo y movimiento centrífugo.
Las superficies se acumulan y ordenan como si fueran capas estratigráficas, las catas coloreadas de un yacimiento de pintura. A modo de cartógrafo, Gracia nos deja el registro orográfico de ese territorio en el que se asientan todos los elementos matéricos del cuadro. Es entonces cuando el ejercicio pictórico se convierte en un acto de voluntad no sólo visual sino ante todo decididamente táctil y sensual. Posamos sobre sus superficies las yemas de nuestras pupilas más bien como si fuesen las yemas de nuestros dedos, recorriendo un denso viaje. La obra se transforma así en objeto y sujeto de la mirada, y también del tacto; en una suerte de muro, pero eso sí, de muro franqueable, ya que nos permite bucear por sus intersticios de color y de luz. Una especie de piel (que como bien señalaba Paul Valéry, acaba convirtiéndose en lo más profundo) tratada con atención y mimo, que refleja un alto grado de acabado y claridad, una voluntad de extraer la belleza intrínseca de los materiales, de escuchar su “música interior”.
Francisco Carpio

Sala de Exposiciones Volturno.
Volturno, 2 Prado de Somosaguas. 28223 Pozuelo de Alarcón (Madrid).

Comisariado: Manuel Gracia 670 889 957
www.manuelgraciaarte.com
contacto@manuelgraciaarte.com


martes, 4 de noviembre de 2014

Jorge Cavelier, expone en Eka & Moor Art Gallery, Madrid


 
El dorado: gratitud a la vida

La leyenda recreada por el cronista español del siglo XVI hablaba del oro americano con especial fruición.

El designado donaría las ofrendas de oro a la laguna sagrada de las altas montañas andinas cada año en el plenilunio cercano al equinoccio. Aquel mismo, recubierto de oro en su cuerpo, se bañaría una vez hubiese lanzado al agua las ofrendas enviadas por la comunidad.

El mismo episodio se habría repetido por años sin memoria. En ese ritual se aseguraría la bondad de las cosechas sustentadoras de la especie así como el retorno de la creatividad al espíritu humano. La intención de agradecer a la inteligencia universal por el milagro de la vida trascendía la visión del metal incorruptible como elemento de riqueza para ser acumulado. A la fluidez del agua y su capacidad de generar vida se habría de unir el metal, a las profundidades de la laguna irían las piezas llenas de ingenio y trabajo creativo, de belleza y simbología cosmogónica para fundirse a la inagotable fuerza del corazón de la tierra. Un dádiva sin apego para hacerse partícipes de la regeneración continua de la abundancia.

La expresión artística de Jorge Cavelier alrededor del tema de las lagunas sagradas sucede en forma similar. En cuanto las obras toman forma en el ritual creativo la persona detrás de los materiales no existe. La intención no será diferente a la de devolver con gratitud aquello que la vida le ha dado sin restricciones. Las imágenes se transforman en el vehículo para llevar al espectador los momentos de compenetración con los paisajes interiores para inducir a la paz a través de la contemplación del bosque de niebla, de las aguas puras, regeneradoras.


A cerca de Jorge R. Cavelier

A lo largo de su carrera Cavelier ha logrado su inspiración desde el corazón de los bosques más evocadores del mundo, los bosques de niebla de la cordillera de los Andes en Colombia, su país de origen. Después de largos años de observación, haciéndose parte de la naturaleza, el artista ha dejado atrás su vida de hábitos cotidianos, para entender el significado de perderse para volver a la esencia en el interior de sí mismo.

En el laberinto del diálogo con la obra el artista puede emerger, durante el proceso creativo, renovado. Al observador llegará el mensaje de la aventura de ingresar al laberinto con seguridad pues, al haber confrontado los miedos profundos y aniquilar al Minotauro, sabrá, como Ariadne, su ruta de retorno a una vida nueva y libre.

Su carrera de más de treinta años de pintura y siete de escultura ha trazado un recorrido de exposiciones en diversos países como Italia, Francia, China, Japón, Argentina, Uruguay, Chile, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, San Salvador, Honduras, Estados Unidos, Sudáfrica.

Sus paisajes de Bosques de niebla, manglares caribeños o bosques meridionales norteamericanos, tienen un hilo conductor que une cada una de sus obras: la sensación de paz.

Sus perspectivas aéreas dependen sólo del color. Sus composiciones trasmutan las proporciones de las construcciones vegetales haciendo que los primeros planos presenten plantas miniaturas como si fuesen grandes árboles y grandes personajes en los planos posteriores como si fuesen plantas pequeñas. Los espacios aéreos empequeñecen al espectador y crean mundos de ilusión en donde la observación pura recrea el espíritu.

Cavelier utiliza únicamente los mejores materiales, desde el lino preparado hasta la hojilla de oro puro, pasando por los colores al óleo, acuarelas o temperas fabricados por las mejores compañías de productos artísticos del mundo.

Su técnica de pintura sigue rigurosamente los lineamentos de los maestros italianos del renacimiento por él aprendidas durante sus cinco años de academia en Florencia, Italia.

Pintores clásicos como Giorgione, Tintoretto, Turner o Bruegel el viejo fueron su inspiración desde un principio, reforzado por Morandi, Rothko, Hokusai o Li Ufan.


Contacto:  ekamoorgallery@gmail.com
Tel : 656 64 07 35   /    656 44 58 81



Sonia Cardunets presenta este jueves, día 6, en la Galería del Arte Benítez y Barbero de Castellón.


La escultora Sonia Cardunets en la sala Benítez y Barbero

La inauguración de ‘Señales en el vacío’ este jueves día 6

La Galería del Arte Benítez y Barbero (pasaje Falcó, 2) de Castellón invita

a la escultora madrileña Sonia Cardunets. La artista visita por primera vez

la capital de La Plana con una obra repleta de poesía visual bajo el título

de ‘Señales en el vacío’. La inauguración tendrá lugar este próximo jueves

6 de noviembre, a las 20.00 horas. La presentación de la artista correrá a

cargo de la periodista cultural Patricia Mir.

Sonia Cardunets, madrileña de cuña pero afincada en Guadalajara,

llega a Castellón con una veintena de piezas escultóricas que plantean

distintos retos al espectador. Figuras filiformes sentadas sobre libros,

entrelazando sus miembros o practicando contorsiones imposibles nos

hablan de un mundo de sueños. Una reivindicación latente hacia el mundo

del libro y la literatura en general. “Yo soy una ávida lectora. Los libros

nos hacen libres, nos ayudan a soñar. Yo he crecido siempre cerca de

ellos”, explica. Aún así Sonia Cardunets no aspira a dar lecciones, más

bien al contrario, le gustaría que fuese le espectador el que tenga una

interpretación libre. Ella busca con la plástica jugar con el espacio, plantear

vacíos y llenos, abrir huecos. Primero modela con cera para después pasar

al bronce, material que combina con el hierro de la peana para hacer un

todo indisoluble.

En palabras de la autora: “Dentro de un estilo figurativo, en el

proceso de creación trato de buscar fundamentalmente la expresividad de

mundos interiores. El movimiento y la ligereza, la sensación de vuelo o

volatilidad de las esculturas, así como la búsqueda en el equilibrio de las

formas y el juego con los espacios (los vacíos y los llenos) forman también

parte de ese proceso”.

 La exposición de Sonia Cardunets ‘Señales en el vacío’ podrá

visitarse hasta el próximo 12 de diciembre, en horario de lunes a viernes de

10.00 a 13.30 y de 17.00 a 20.00 horas; y sábados de 11.00 a 13.30 horas.

CONTACTO:

La Galería del Arte: 644.268.400 (Aurora)/618.370.791 (Carlos)

SOBRE ELLA:

“Contemplar las esculturas de Sonia Cardunets es iniciar un viaje a través

de las formas, lleno de parpadeos. Perfiles ágiles cuyos elementos crecen

sin fin, relieves de cabelleras ondulantes, rostros ensimismados nos

inducen a considerarlas como sueños de la materia en la imaginación.

Figuras de líneas extremas producen intersecciones dinámicas en las que el

espacio y el tiempo aumentan o disminuyen a nuestro antojo, modificando

la relación entre la imagen y el objeto, como si miráramos por un

calidoscopio. Como instantes de la conciencia la iconografía surge nítida,

inevitable en este juego de interposiciones. Alejándose de la apariencia

material de las cosas fija el punto de vista, nos hace cómplices. En este

universo todos los símbolos tienen luces y sombras, expresan estados de

ánimo más que certidumbres, prolongan los sentidos. La habilidad de

distorsionar el volumen extendiendo el vacío crea un laberinto perceptivo

que disuelve las obras en su propia sensación y el curioso siente al fin el

vértigo que las inspiró”. José A. Ruano

“De lo invisible a lo visible, desde cualquier punto de vista, las esculturas

de Sonia Cardunets nos devuelven la mirada. Posiblemente su mirada en

el proceso de creación, y sus manos, que imaginamos atrapadas por los

sueños, con el ánimo necesario para llegar al final: la materialización del

objeto, lo único concreto y tangible, lo vivible.” Jose A. Ruano

“La sola mirada no basta para entrar en el espacio que estas piezas

usurpan al vacío, así que concentremos en la visión impresiones de los

cinco sentidos: a ello incitan las esculturas de Sonia Cardunets. Vibran

en su gesto el son y el aroma, la palpación y el gusto. Seres que escuchan

músicas remotas, centinelas de paisajes ausentes, abrazados al tacto de su

propia materia absorta. Como la luz del amanecer recorre los objetos con

un escalofrío previo al reconocimiento, así la mirada recrea estas figuras

a partir de la sensorialidad que ellas mismas irradian, tras un instante de

turbación, como si contempláramos lo ya tallado en nuestro recuerdo.

Sus referencias son las de un lirismo arcádico y carnal, que incorpora la

metafísica con levedad, en perfiles y actitudes, sabio en su concepto del

espacio como emoción, sensación e instinto. Su materialidad, en la que la

anatomía íntima es el resultado de la pura superficie, capta profundamente

al sujeto que las contempla, pues “lo más profundo que hay en el hombre

es la piel” (Paul Valery), y el tiempo en el que permanecen es el tiempo sin

aristas de nuestra más entrañable memoria”. Antonio Rubio

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